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Acerquémonos a Jehová


Raquel Segovia

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 cap. 24 págs. 240-249

CAPÍTULO 24

Nada puede “separarnos del amor de Dios”

Mujer con lágrimas de tristeza corriendo por la mejilla

. ¿Qué sentimientos negativos afligen a muchas personas, entre ellas algunos cristianos verdaderos?

¿NOS ama Jehová a cada uno de nosotros individualmente? Hay quienes aceptan que él quiere a la humanidad en general, como indica Juan 3:16, pero piensan: “Dios nunca podría tenerme afecto a mí”. Hasta algunos cristianos tal vez abriguen en algún momento dudas al respecto. Un señor dijo desalentado: “Me cuesta mucho creer que yo le importe lo más mínimo a Dios”. ¿Se ve atormentado usted a veces por dudas parecidas?

2, 3. ¿Quién quiere hacernos creer que Jehová nos considera inútiles o indignos de ser amados, y cómo se lucha contra esa idea?

2 A Satanás le encantaría hacernos creer que Jehová Dios no nos ama ni valora. Es cierto que el Diablo suele seducir a la gente apelando a su orgullo y vanidad, pero también le gusta aplastar la autoestima de los más vulnerables (2 Corintios 11:3; Juan 7:47-49; 8:13, 44). Emplea esta táctica más que nunca en los “últimos días”, el período crítico en que vivimos. Muchas personas se crían en familias sin “cariño natural”, y otras se ven expuestas continuamente a individuos feroces, egoístas y testarudos (2 Timoteo 3:1-5). Años de maltrato, racismo y odio tal vez las convenzan de que son inútiles e indignas de ser amadas.

3 Si nos damos cuenta de que albergamos tales sentimientos, no cedamos a la desesperación. Muchos de nosotros nos juzgamos a veces con excesiva dureza. Pero disponemos de la Palabra divina, que está concebida para “rectificar las cosas” y “derrumbar cosas fuertemente atrincheradas” (2 Timoteo 3:16; 2 Corintios 10:4). Dice la Biblia: “Aseguraremos nuestro corazón delante de él respecto a cualquier cosa en que nos condene nuestro corazón, porque Dios es mayor que nuestro corazón y conoce todas las cosas” (1 Juan 3:19, 20). Examinemos de qué cuatro maneras nos ayudan las Escrituras a ‘asegurar nuestro corazón’ con respecto al amor de Jehová.

Jehová nos valora personalmente

4, 5. ¿Cómo ilustró Jesús con la comparación del gorrión que somos valiosos a los ojos de Jehová?

4 En primer lugar, la Biblia indica directamente que Dios considera valioso a cada uno de sus siervos. Por ejemplo, Jesús dijo: “¿No se venden dos gorriones por una moneda de poco valor? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin el conocimiento de su Padre. Mas los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. Por lo tanto, no tengan temor: ustedes valen más que muchos gorriones” (Mateo 10:29-31). Pensemos en el significado de estas palabras para los oyentes del siglo primero.

Dos gorrioncitos
 

“Ustedes valen más que muchos gorriones”

5 Hoy quizás nos preguntemos para qué compraría nadie un gorrión. Pues bien, en aquellos tiempos se consideraba un ave comestible, la más barata del mercado: dos por una monedita. Además, Jesús indicó posteriormente que el comprador que pagara el doble no adquiriría cuatro unidades, sino cinco, ya que se añadía una gratis, como si careciera de valor. Aunque la gente considerara que aquellos pájaros no valían nada, ¿cómo los veía el Creador? “Ni uno de ellos [ni siquiera el que se regalaba] está olvidado delante de Dios”, afirmó Jesús (Lucas 12:6, 7). Ahora tal vez comprendamos mejor el punto que quería destacar: si Jehová tiene en tal estima a un solo gorrión, cuánto más valor le concederá a un ser humano. Como indicó Cristo, el Altísimo nos conoce al detalle. Efectivamente, sabe hasta el número de cabellos que tenemos.

6. ¿Por qué tenemos la certeza de que era realista la afirmación de Jesús de que están contados nuestros cabellos?

6 Habrá a quien le parezca poco realista la afirmación de Jesús de que tenemos contados los cabellos. Pero pensemos en la esperanza de la resurrección. ¡Qué conocimiento tan íntimo de cada ser humano tiene que poseer Jehová para recrearlo! Nos valora tanto que recuerda todos los detalles, incluido el código genético y las experiencias y recuerdos acumulados en el transcurso de los años.* En comparación con esta proeza, contar los cabellos —unos cien mil en la cabeza promedio— es una labor sencilla.

¿Qué ve Jehová en nosotros?

7, 8. a) ¿Cuáles son algunas características que le complace hallar a Jehová cuando escudriña los corazones de los seres humanos? b) ¿Cuáles son algunas obras que aprecia Jehová?

7 En segundo lugar, la Biblia nos enseña qué aspectos valora el Altísimo en sus siervos. En pocas palabras, le complacen nuestras virtudes y nuestros esfuerzos. Como indicó el rey David a su hijo Salomón, “todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo” (1 Crónicas 28:9). En su examen de miles de millones de corazones, debe de reportarle gran satisfacción hallar personas que aman la paz, la verdad y la justicia a pesar de vivir en un mundo plagado de odio y violencia. ¿Qué sucede cuando encuentra el corazón de alguien que lo ama profundamente, procura conocerlo y luego comparte lo que aprende con el prójimo? Dios nos dice que toma nota de quienes hablan de él a sus semejantes, e incluso lleva “un libro de recuerdo” para todos “los que [están] en temor de Jehová y para los que [piensan] en su nombre” (Malaquías 3:16). Tales características son preciosas a su vista.

8 ¿Cuáles son algunas obras que aprecia Jehová? Entre estas figuran, sin lugar a dudas, todo lo que hacemos por imitar a su Hijo, Jesucristo (1 Pedro 2:21). Esto incluye la importantísima labor de difundir las buenas nuevas de su Reino. En Romanos 10:15leemos: “¡Cuán hermosos son los pies de los que declaran buenas nuevas de cosas buenas!”. Aunque por lo general no creamos que nuestros humildes pies sean “hermosos”, en este pasaje representan el empeño que ponemos los siervos de Dios en la predicación de las buenas nuevas, empeño que resulta bello e inestimable a sus ojos (Mateo 24:14; 28:19, 20).

9, 10. a) ¿Qué seguridad tenemos de que Jehová valora nuestro aguante frente a las diversas dificultades? b) ¿Qué actitud negativa no adopta nunca Jehová para con sus siervos fieles?

9 También valora nuestro aguante (Mateo 24:13). Recordemos que Satanás desea que le demos la espalda a Jehová. Por eso, cada día que nos mantenemos leales a él es un día más en el que contribuimos a que pueda responder a los desafíos del Diablo (Proverbios 27:11). Claro, no siempre es fácil perseverar. Cuando afrontamos problemas, sean de salud, económicos, emocionales o de otro tipo, la vida cotidiana es una prueba. También nos desaniman las expectativas que no acaban de realizarse (Proverbios 13:12). La constancia ante tales dificultades es aún de más valor para Dios. Fue por esta razón por la que David le pidió que guardara sus lágrimas en un “odre”, y luego añadió con seguridad: “¿No están en tu libro?” (Salmo 56:8). En efecto, el Creador recuerda con aprecio el llanto y el sufrimiento que soportamos por serle fieles; todo ello es igualmente precioso a sus ojos.

Jehová valora nuestro aguante ante las pruebas

10 Sin embargo, la persona abrumada por un complejo de culpabilidad se resiste a aceptar las pruebas de que tiene gran valor a los ojos de Dios. Quizá repita con voz tenue: “Hay muchísimos cristianos más ejemplares que yo. ¡Qué decepcionado debe de sentirse Jehová cuando me compara con ellos!”. Pero él no hace tales comparaciones, ni adopta una actitud rígida o severa (Gálatas 6:4). Examina detenidamente nuestro corazón, y valora todo lo bueno que encuentra, aunque sea en pequeñas cantidades.

Jehová discierne lo bueno entre lo malo

11. ¿Qué nos enseña sobre Jehová el trato que dispensó a Abías?

11 En tercer lugar, cuando el Creador inspecciona el corazón, lo somete a una criba minuciosa en busca de elementos positivos. Así, al decretar la ejecución de la dinastía apóstata del rey Jeroboán, dispuso que uno de sus hijos, Abías, recibiera digna sepultura. ¿Por qué razón? “Algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se ha hallado en él.” (1 Reyes 14:1, 10-13.) Figurativamente, Dios pasó por un cedazo lo que había en el corazón del joven y encontró “algo bueno”. Por pequeño o insignificante que fuera lo que halló en aquel miembro de la casa apóstata, vio oportuno incluir este hecho en su Palabra, y hasta lo recompensó mostrándole cierto grado de misericordia.

12, 13. a) ¿Cómo demuestra el caso del rey Jehosafat que Jehová busca nuestros puntos buenos aun cuando pecamos? b) ¿Cómo es Jehová un Padre amoroso cuando busca nuestras buenas acciones y cualidades?

12 El ejemplo de Jehosafat es aún más destacado. Cuando este buen rey cometió una locura, el profeta de Dios le recriminó: “Por esto hay indignación contra ti procedente de la persona de Jehová”. Aunque aquel mensaje inspirado sin duda lo sobresaltó, contenía la siguiente puntualización: “No obstante, hay cosas buenas que se han hallado contigo” (2 Crónicas 19:1-3). Por lo tanto, la justa cólera que sentía el Todopoderoso no le impidió ver los aspectos positivos del monarca. ¡Qué diferente de los seres humanos imperfectos! Cuando alguien nos irrita, tal vez nos volvamos ciegos ante sus puntos buenos. Y cuando somos nosotros los que pecamos, puede que la decepción, la vergüenza y la culpa no nos dejen ver nuestras propias virtudes. Recordemos, sin embargo, que obtendremos el perdón divino si nos arrepentimos y luchamos por no repetir los errores.

13 Al igual que los buscadores de oro tiran la gravilla inútil y se quedan con las valiosas pepitas, cuando Dios somete a un cernido lo que hay en nuestro corazón, desecha esos errores y guarda nuestras virtudes y buenas obras. ¿Hemos notado que algunos padres conservan con cariño los dibujos o los trabajos escolares de sus hijos, a veces años después de que estos los han olvidado? Pues no hay padre más amoroso que Jehová. Mientras le seamos fieles, nunca olvidará nuestras buenas acciones y cualidades. De hecho, considera que si lo hiciera, obraría con injusticia, algo imposible para él (Hebreos 6:10). Ahora bien, él emplea con nosotros otro cedazo más.

14, 15. a) ¿Por qué no impiden nuestras imperfecciones que Jehová vea nuestros aspectos positivos? Ilústrelo. b) ¿Qué hará Jehová con las cosas buenas que encuentre en nosotros, y cómo ve a su pueblo fiel?

14 Jehová ve más allá de nuestras imperfecciones y conoce nuestro potencial. Para ilustrarlo: los amantes del arte no escatiman recursos a la hora de restaurar pinturas y otras obras que se encuentran muy deterioradas. Por ejemplo, la National Gallery de Londres exhibía un dibujo de Leonardo da Vinci valorado en unos 30.000.000 de dólares. Cuando un atacante armado con una escopeta disparó contra aquella obra maestra de casi cinco siglos de antigüedad, nadie recomendó tirarla porque hubiera sufrido desperfectos. Por el contrario, se iniciaron las labores de restauración de inmediato. ¿La razón? Para los amantes del arte era valiosísima. Pues bien, ¿no valemos cada uno de nosotros más que un dibujo de tiza y carboncillo? Efectivamente, así es a los ojos de Dios, sin importar los daños que nos haya causado la imperfección heredada (Salmo 72:12-14). Nuestro hábil Creador hará cuanto sea preciso para que los que respondan a su amoroso cuidado disfruten de la perfección que él restituirá a la humanidad (Hechos 3:21; Romanos 8:20-22).

15 Jehová ve en nosotros cosas buenas que quizás desconozcamos. Si seguimos sirviéndole, hará que crezcan hasta que al fin alcancemos la perfección. Independientemente de cómo nos haya tratado el mundo de Satanás, Dios considera deseables, o preciosos, a sus siervos fieles (Ageo 2:7, nota).

Las acciones de Jehová demuestran que nos ama

16. ¿Cuál es la mayor prueba de que Jehová nos quiere, y cómo sabemos que esta dádiva es para nosotros en particular?

16 En cuarto lugar, Jehová demuestra de múltiples maneras que nos quiere. La mentira satánica de que no valemos nada ni merecemos ser amados encuentra su más poderosa refutación en el sacrificio redentor de Cristo. Nunca olvidemos que la dolorosa muerte que soportó en el madero de tormento, así como los sufrimientos aún más dolorosos que padeció el Padre al ver morir a su querido Hijo, prueban que ambos nos aman. Por desgracia, a muchos se les hace difícil creer que esta dádiva sea para ellos en particular, ya que se sienten indignos. Recordemos, sin embargo, que aunque el apóstol Pablo persiguió a los discípulos de Cristo, luego escribió: “El Hijo de Dios [...] me amó y se entregó por m픠(Gálatas 1:13; 2:20).

17. ¿Con qué medios nos atrae Jehová a sí mismo y a su Hijo?

17 Jehová demuestra su amor por cada uno de nosotros al ayudarnos para que nos beneficiemos del sacrificio de Cristo. “Nadie puede venir a mí a menos que el Padre, que me envió, lo atraiga”, dijo Jesús (Juan 6:44). En efecto, nos atrae individualmente a su Hijo y a la esperanza de vida eterna. ¿De qué modo? Con la predicación, que oímos a nivel personal, y con su espíritu santo, que nos permite comprender y poner por obra las verdades espirituales pese a nuestras limitaciones e imperfecciones. Por lo tanto, Dios puede aplicarnos a cada uno esta afirmación que hizo sobre Israel: “Con un amor hasta tiempo indefinido te he amado. Por eso te he atraído con bondad amorosa” (Jeremías 31:3).

18, 19. a) ¿Cuál es la prueba más íntima que nos da Jehová de su amor, y qué demuestra el hecho de que lo haga él en persona? b) ¿Qué garantía ofrece la Palabra de Dios de que Jehová nos escucha con empatía?

18 La oración tal vez sea el privilegio que nos permite experimentar el amor de Jehová del modo más íntimo. La Biblia nos invita a ‘orarle incesantemente’ (1 Tesalonicenses 5:17). Él nos escucha, e incluso recibe el título de “Oidor de la oración” (Salmo 65:2). No ha delegado esta función en nadie, ni siquiera en su Hijo. Pensemos en lo que esto implica: el Creador del universo nos exhorta a acercarnos a él en oración con total franqueza. Ahora bien, ¿es un oyente frío, impasible y desamorado? De ninguna manera.

19 Jehová demuestra empatía. ¿En qué consiste esta cualidad? Un cristiano fiel de edad avanzada la definió así: “Es sentir tu dolor en mi corazón”. Pero ¿de verdad afectan a Dios nuestros sufrimientos? Leemos lo siguiente tocante a los padecimientos de Israel, su pueblo: “Durante el tiempo de toda la angustia de ellos le fue angustioso a él” (Isaías 63:9). El Creador no solo vio su aflicción, sino que se compadeció. Vemos reflejadas sus intensas emociones en estas palabras que dirigió a sus siervos: “El que los toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo” (Zacarías 2:8).* ¡Qué doloroso! Así es, el Altísimo comparte nuestras emociones al grado de sentir como suyo nuestro dolor.

20. ¿Qué actitud desequilibrada debemos evitar si queremos aplicar el consejo de Romanos 12:3?

20 Ningún cristiano equilibrado tomaría estas muestras del amor y la estima de Jehová como excusa para el orgullo o el egocentrismo. El apóstol Pablo escribió: “Por la bondad inmerecida que se me ha dado digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que sea necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga juicio sano, cada uno según le haya distribuido Dios una medida de fe” (Romanos 12:3). Otra traducción emplea los siguientes términos: “Les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación” (Nueva Versión Internacional). Así, al tiempo que disfrutamos del cariño de nuestro Padre celestial, seamos juiciosos y no olvidemos que ni nos ganamos su amor ni lo merecemos (Lucas 17:10).

21. ¿Qué mentiras satánicas debemos resistir constantemente, y con qué verdad divina hemos de asegurar nuestro corazón?

21 Hagamos todo lo posible por resistir las mentiras satánicas, entre ellas la afirmación de que somos inútiles e indignos de ser queridos. Debido a las experiencias de la vida, ¿se considera usted un obstáculo tan grande que no puede superarse ni siquiera con el inmenso amor de Jehová? ¿Cree que sus buenas acciones son tan insignificantes que pasarán desapercibidas hasta a los ojos de quien todo lo ve? ¿O se imagina que sus pecados son tan enormes que no puede expiarlos ni la muerte de su precioso Hijo? Si así es, ha caído víctima de mentiras que debe rechazar con firmeza. En efecto, todos tenemos que seguir asegurando nuestros corazones con la verdad que expresó Pablo en las siguientes palabras inspiradas: “Estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni gobiernos, ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, ni poderes, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8:38, 39).

La Biblia relaciona vez tras vez la esperanza de la resurrección con la memoria de Jehová. El fiel Job dijo a Dios: “¡Oh [...] que me fijaras un límite de tiempo y te acordaras de mí!” (Job 14:13). Y Jesús habló de la resurrección de “todos los que están en las tumbas conmemorativas”, expresión adecuada, porque el Todopoderoso recuerda a la perfección a los muertos que va a resucitar (Juan 5:28, 29).

Algunas versiones dan a entender en este versículo que quien toca al pueblo de Dios está tocando el ojo de Israel o incluso el suyo propio, no el de Jehová. Este error se debe a que ciertos escribas enmendaron el pasaje por considerarlo irreverente. Fue una intervención desacertada que ocultó la intensidad de la empatía divina.

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